El timbre del Dr. Neurus apropiadamente no funciona. Hay que golpear y esperar. No hay protección contra la lluvia. Nos mojamos. Es un domingo melancólico . Un rayo destruyó alguna antena y no hay Internet en los locutorios de la zona. La casona del Dr. N. está a coté de un antiguo compleja de viviendas de los años 40, cuya arquitectura sin ser propiamente bella llega a transmitir una recia austeridad. Contemplándola pensamos en Turín o Basilea sin demasiado fundamento . La puerta sigue sin abrirse. Frente a nosotros está el Club Comunicaciones. Hay un homenaje a Cortázar, con fotos , grafitis y charlas de montoneros reciclados para amas de casa.
Escuchamos un ruido de pasos dentro de la casa. Un colectivo 146 pasa por Av.San Martín. Nos transpiran las manos. La puerta se abre. Lo que vemos nos quita toda la sangre de la cara por varios segundos. Frente a nosotros, contra toda evidencia pasada, vivo, entero y con su agridulce sonrisa de siempre, está Pucho.
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