marzo 22, 2009

TEORIA DE LA MADRE 56

Una (M)adre puede querer a sus hijos, tanto como serles indiferente o no quererlos en absoluto y machucarlos o hacerlos machucar por terceros a la primera oportunidad.
A escala macroscópica esto no plantea problema alguno. A la Gran N, pródiga y cruel, no le faltan proveedores. Lo que se abandona por aquí se pudre para rebrotar ,apenas diferenciado ,en la otra punta, ( Mirá como me hacen temblar tus guerras y tus clínicas de abortos, antropoide mediocre! Cómo si pudieras mojar mi varita mágica! ).
El primer caso que mencionamos en este texto, el de la (M)adre atenta y nutriente de su vástago , deseable y modelo de nuestras más tiernas fantasías, no necesita que nos detengamos en él. Es el último caso ,por cierto más dark y quizá no tan infrecuente en el hemisferio preferido de la precarización planetaria , el que amerita algún bocadillo en este domingo de sorprendente calidez .
Las sociedades primitivas autorregulan el último caso sin esas interferencias humanitaristas que les llegan junto con el alcohol y el corpiño usado que tapa las vergüenzas. Y para contar la cantidad de guerras que las autodenominados Pueblos Portadores de Cultura han iniciado y sostenido durante años con las excusas más absurdas no damos abasto con la matemática de escuela primaria. Fornicar y matar,tejer banderas que han de flamear al viento, la excusa para horribles festivales de autorregulación. Incontables siglos ,tomos y tomos de ésto.
Pero a medida que ( en feedback con las presiones del humanitarismo )mejoran las condiciones primeras de higiene y cuidado en un sentido puramente mecánico -independiente de lo que verdaderamente siente la (M)adre biológica por un niñardo todavía pringoso -aumenta en proporción asombrosa la cantidad de hijos odiados por sus madres que llegan a a la edad adulta.
Que no se crea que estamos del lado del pesimismo fácil; si mencionamos todo esto es para recordarnos, y recordarle a quienes tienen los recursos , que hay nuevas tareas que se avecinan.

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