En los últimos quince años he gastado en libros más que en cualquier otra cosa. Muchos de esos mismos libros han salido de vuelta una vez extraída de ellos la información buscada. Después pasa que se ha vuelto a necesitar alguna pieza rara/inencontrable y uno se quiere matar ...es una pelea eterna con el Presbítero, que no se deshace de nada. Pero en el departamento de Congreso no tengo lugar para todo. Agrégese a lo anterior mi amor al mamotreto de varios kilos, aquél que no se puede pesar para el blog y ocupa medio metro de estantería . No puedo quedarme con todo!.
Anyway controlo bastante la entrada y salida de volúmenes. Y noto que poca o ninguna son las filtraciones de entrada y salida por préstamo.
Presto poco y me prestan menos. Los libros se ha vuelto artefactos algo esotéricos, que ya no se prestan alegremente. Salvo alguna rara excepción las últimas personas que me han prestado libros ha sido más bien para deshacerse de una pieza molesta de mobiliario, bajo la forma de regalo encubierto. Y no se trata de especialistas esperanzados en ampliar un público para algo . El connoisseur actual , por otro lado, cela su patrimonio mientras exhibe en medio de la charla, pero después se repliega canutamente , no entra en una lógica de intercambio que profundice alguna discusión. Buéh, si quieres saber mas de ese texto...cómpralo! Ese parece ser el mensaje.
Entendible, por otra parte: Los libros buenos están caros y se los compra para su masticación instrumental, para integrarlos a una maquinaria cognitarizante que debe autoamortizarse y no puede quedar sin más faltante de alguna pieza.
Los otros días, casi repentinamente, me puse a pensar que en más de quince años la Bestia Genovesa no me ha prestado jamás un libro.
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1 comentario:
tenes que pedirle prestado a tomás, presta con la única condición que nadie se los devuelva. nunca lo dice, pero al menos todos tomamos esta actitud por cierta y la aceptamos a raja tabla.
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