Con las muchos desacuerdos que tengo con Lindner debo reconocer que mantengo simpatía por su proyecto de Monumento a las Victimas Del Sicoanalisis, que él me mostrara como boceto en 1993, que por largo estuvo hibernando y ahora, al filo del centenario, parece mejor encaminado que nunca a su
concreción definitiva ayudado por nuevos cerebros electrónicos que ahorran a los modernos visionarios el enfrentarse a título personal con las ordalías matemáticas y estructurales que tienden a mantener a la arquitectura vernácula en su estado de proverbial mediocridad. Me ocuparé con frecuencia de este tema para el mes de noviembre.
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