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Pienso que hay una cosa segura y es que para bien o mal Sarmiento ha sido más grande que la mayoría de sus críticos. Ha sido grande por abarcador, por haberse atrevido a sumar más riendas en su mano que ningún otro. Si lo hizo bien o mal, es tema de debate para personalidades subalternas.
Geniecillos de mundos específicos ha producido Arjentina unos cuantos; genios de la acuarela , genios de la semiótica, genios del gol con la mano, genios de la salvación por la leyenda freudiana o la macumba.
Frente a estos respetables alfileres al rojo, efectivos "en la suya" pero ignorables por entornos que apenas les están alejados, Sarmiento forma una especie de superficie continua que no es posible ignorar o deconstruir con cuatro golpes de hoz y uno martillo.
O tal vez para decirlo en palabras técnicas de Lindner ( al que no me gusta citar pero esta vez no hay otro remedio ) lo que seguimos recibiendo de Sarmiento es un gizmo de tranformación de la pluma en espada y de la espada en palabra.